LA HORA DEL CUENTO
Caperucita Roja
Cuentacuentos
¿Cuentacuentos?, ¿Narración con Libro?, ¿Lectura?...
La verdad es que estuve dudando sobre que estrategia elegir para esta
actividad ya que, por muy preparada y concienciada que fuera, exponerte a tus
compañeras no tiene nada que ver con estar en clase rodeada de mini ojos abiertos
como platos dispuestos a disfrutar sin perderse un detalle.
En fin, en un intento de superación me propuse enfrentarme a mis “vergüenzas”
y decantarme por la estrategia que, sin lugar a dudas, más me gusta por la riqueza que conlleva: EL CUENTACUENTOS.
No sé por qué me da la impresión de que en los últimos tiempos, tanto
en casa como en la escuela y en el colegio, abusamos un poco de los “libros-cuentos”
y, sin menospreciar en absoluto la importancia que tienen estos, nos olvidamos
de lo enriquecedor de los cuentos narrados oralmente, sin imágenes, contando
sólo con la imaginación de los pequeños y, porque no, de los adultos también.
Los niños, por lo general, tienen un mundo mágico en sus
cabezas que les hace inmensamente GRANDES y que es importante fomentarlo desde
todos los ámbitos. Mientras narras oralmente un cuento el niño va imaginando
cómo son los personajes, los lugares…. Pues, a diferencia de nosotros, no
cuenta con un apoyo visual preconcebido y esto les hace creer en cosas que no
se pueden ver ¿no es maravilloso?. Por eso elegí el CUENTACUENTOS, estrategia
que, además, me parece de lo más difícil ya que transmitir emociones,
sentimientos, mantener el interés de los pequeños, captar su atención…..no es
nada fácil ya que hay que tener en cuenta muchísimos factores a la hora de
narrar una historia.
El Cuentacuentos
es una actividad amena, divertida y que ayuda
a los niños a imaginarse la historia que escucha por lo que potencia su imaginación, curiosidad y
creatividad, Además, estimula una comunicación afectiva entre niños y adultos que se sumergen de
lleno en una historia, conectan con ella y pasan un rato agradable.
¿Que
por qué Caperucita Roja?
Pues la verdad es que fue por varios motivos.
Como decía antes, narrar una historia con el único apoyo
de tu cuerpo, es de lo más complicado por eso pensé en recurrir a un cuento
folclórico que me diera la confianza necesaria para recordarlo y poder
centrarme en otros aspectos que hicieran despertar el interés en los oyentes (
en este caso en mis compañeras que, aun conociendo la historia “de pe a pa”, conseguí
que estuvieran intrigadas y sin pestañear durante la narración).
También me pareció bonito recrear un clásico por el bagaje
de transmisión oral que tienen. En estos momentos aún no sabía que cuento
contar e hice un ejercicio de memoria importante recordando los cuentos que de
pequeña me contaban a mí y que, sin lugar a dudas, despertarían emociones que
seguro, seguro, me ayudarían a transmitir a los niños ya que los tengo
incorporados como oyente desde la niñez.
Por otro lado, los clásicos están hechos para
transmitirlos oralmente ya que fueron creados para ello y se han transmitido de
generación en generación de esta manera. Son cuentos que han viajado de boca a
oreja y de oreja a boca durante años y que además nos remiten a preocupaciones que no sé por qué
intentamos evitarles a los niños: la vida, la muerte, cómo vencer las
dificultades que surgen en el camino hacia nuestros deseos…
Utilicé a mis hijos y a sus compañeros para hacer un
sondeo de qué cuento resultaría más atractivo y cuando descubrí, con asombro,
que cada uno se sabía una versión distinta del final de Caperucita Roja, supe
que ese clasicazo sería el elegido.
Como
todo el mundo sabe, el cuento de Caperucita Roja ha sufrido infinidad de
versiones desde que Perrault lo
plasmó en papel en 1697 (se dice que se trata de un cuento que existe desde la
Edad Media).
Vale que el
cuento que escribió Perrault quizá no sea apto para niños pero no entiendo por
qué en la actualidad a
todo el mundo le disgusta que el personaje muera y nadie quiere que Caperucita Roja lo
pase mal, ni que la abuela acabe en la barriga de un lobo. Comprobé como en los
cuentos de los niños nadie muere, de hecho, ya no muere
ni el lobo, que se asusta cuando ve al leñador (que aparece al
oír gritos) y sale corriendo.
Como
las versiones actuales son más dulces y menos trágicas (ahora sólo queda un lobo
desconocido, mentiroso y hambriento, que trata simplemente de comerse a la niña
porque a la abuela la esconde en un armario) me propuse practicar con ellos la
estrategia del cuentacuentos contándoles la versión de los hermanos Grimm ya que es la que dio popularidad a este maravilloso
cuento que compartimos todas y cada una de las generaciones.
Considerando
estos aspectos voy a centrarme en preparar la dinámica para niños del último
curso de infantil ( 5-6 años).
…..preparación de la estrategia
Para prepararme
la estrategia busqué la versión de Caperucita Roja de los hermanos Grimm para
cerciorarme de que, efectivamente, es la que he escuchado toda mi vida y no
tiene ninguna sorpresa más.
De la
historia de los hermanos Grimm apenas cambié nada para adaptarlo excepto alguna
palabra poco común en el vocabulario de los niños como por ejemplo “quebrar” e “ingresó
en el dormitorio” y remarqué un poco más las descripciones de los personajes
para crear
con palabras la imagen que los niños dibujarán en su mente:
En
vez “Había una vez una adorable niña…” escribí “Había una vez una niña muy
bonita y muy buena…..” ( lo bonito lo dejamos a la imaginación de cada uno)
A
“ ….cuando se encontró con un lobo” le añadí
“ ….cuando se encontró con un enorme lobo gris”.
Y
la casa de la abuelita pasó a ser una casa de madera con un gran jardín debajo
de, como dice en la versión de los hermanos Grimm, tres grandes robles, al lado
de unos avellanos.
Para que no se me
olvide ningún atributo de los personajes, de los lugares, de los objetos…me ha
funcionado muy bien imaginármelos yo
y así los he interiorizado, de esta forma me dedicaré a recrear esos lugares y
a los personajes describiendo la fotografía que tengo yo en mi cabeza.
Lo leí varias
veces en voz alta para ver dónde haría pausas para crear misterio, dónde
subiría el volumen de voz, dónde utilizaría alguna onomatopeya y que cambios de
voz era capaz de hacer para crear los
diálogos entre el lobo y caperucita principalmente.
Lo ensayé yo
sola primero y después me busqué público. El público, evidentemente, volvieron
a ser mis hijos y sus compañeros y lo hice a sabiendas de que conocían la
historia ya que así podría comprobar si
era capaz de captar su atención e interés durante toda la narración utilizando
todos esos elementos.
Como lo más
seguro es que mi futuro público conozca el cuento de ante mano, me preparé una
pequeña introducción para crearles intriga. Y así fue como comencé mi narración
ante “mis conejillos de indias”:
Seguro que todos vosotros conocéis el famoso cuento de
Caperucita Roja ¿Verdad? ...pero ¿realmente sabéis lo que le pasó a Caperucita
y a su abuelita? (en este momento hice
una pausa mientras miraba a cada uno de ellos subiendo las cejas mientras me
movía entre ellos)
Os voy a contar la verdadera historia de Caperucita Roja…..
“Érase una vez…….” (resulta increíble como
aún hoy día estas palabras todavía provoca efectos mágicos tanto en niños como
en adultos).
He de decir que funcionó ya que se quedaron
persiguiéndome con la mirada y con los oídos bien abiertos hasta que me puse
delante de ellos y comencé la narración.
¿Cómo lo haría delante de 25 pares
de ojos?
Lo primero
de todo sería organizar una buena colocación, en semicírculo, cerca de mí y que
me dejara el espacio necesario para moverme, para gesticular o para
escenificar. Esto lo tuve claro cuando en nuestra dinámica me vi encerrada
entre las sillas sin libertad de movimientos…me sentí como que me faltaba la
otra mitad para narrar la historia de una forma cómoda.
La
colocación de los niños es indispensable para que el contacto entre ellos y yo sea directo y pueda provocar en ellos todos los
efectos que pretendo.
Contaría
el cuento en tercera persona porque me permite ser observador y a la vez
partícipe de lo que estoy narrando y porque es la forma tradicional de hacerlo.
Creo que
empezaría con la misma fórmula de introducción ya que me funcionó muy bien porque
crea un interés en los niños.
No utilizaría muñecos ni disfraces para
completar la narración ya que es un cuento conocido y creo que de esta manera
conseguiría que los niños se distrajesen y no jugasen con su imaginación que es
el principal motivo por lo que he elegido esta estrategia: estimular su
creatividad e imaginación.
Buscaría un
tono general para el
relato y cambiaría los registros de voz (entonación) en determinadas ocasiones
y a los personajes principales: al lobo a caperucita y a la abuela ya que la
madre puede funcionar muy bien con mi mismo tono de voz y el cazador serviría
simplemente con cambiar el tono.
Como la entonación es muy importante
me centraría en dar la entonación apropiada en cada parte del cuento para
que la narración resulte atractiva. Así pues, para crear suspense en los
momentos en los que el lobo piensa o cuando entra en la casa de la abuelita
utilizaría un tono diferente, bajaría la voz pero por ejemplo, cuando el lobo
se lanza a comerse a la abuelita y a caperucita gritaría para mostrar la
situación de peligro y miedo. Cuando el cazador saca a caperucita de la tripa
del lobo, las palabras que dice la niña las diría sollozando para transmitir el
miedo que ha pasado.
Me he dado cuenta que los gestos también son
indispensables
durante la narración, ya que, por sí solos, expresan como mínimo la mitad de lo
que estás contando. Si el protagonista del cuento está alegre, como cuando
Caperucita recoge flores del campo, puedes expresar exactamente esa alegría con
la expresividad de la cara y con los gestos de tu cuerpo. Adecuar los gestos, la expresividad es de
suma importancia ya que no
es lo mismo un rostro que refleja alegría que un rostro que refleja terror o tristeza.
Incluiría algún gesto gracioso como
cara de sorpresa exagerada y por supuesto incluiría onomatopeyas como el “pom,
pom, pom” del lobo y caperucita llamando a la puerta de la casa de la abuelita.
Esto también lo acompañaría con unos golpes fuertes en una mesa, en el suelo…..
Los ojos y las manos también juegan un papel muy
importante puesto que con solo mirarles a los ojos atraes la
atención y das intriga a la acción. Si esto además lo acompaño de alguna
pregunta que les involucre en la narración como por ejemplo ¿y sabéis que pasó?,
seguido de un silencio, crearé un clima de expectación en el que ellos se
adelantarán a los acontecimientos imaginando lo que pasará y probablemente
alguno me diga eso de: “¡¡se escondió en el armario!!”, “pues no, diré yo con
toda la calma….¡¡se la comió de un solo bocado!! Diré gritando y mirándoles
fijamente….”
El “preparar” repeticiones me dio muy buenos resultados en la preparación
porque ellos se sintieron partícipes de la narración por lo que creo que sería
un buen elemento a utilizar:
“….y mirándole las orejas dijo:
Abuelita, abuelita ¡¡que orejas tan grandes tienes!,…..y mirándole los ojos
dijo: Abuelita, abuelita ¡¡que ojos tan grandes tienes!” (podemos utilizar un gesto de escucha por nuestra parte para incentivar
esa repetición).
Resumiendo podría decir que las claves
que utilizaría principalmente serían: No acelerarme al narrar, tomarme mi tiempo (cosa en la
que creo que fallé en la dinámica de grupo). Respirar, hacer pausas, pronunciar
de forma clara las palabras y sobre todo, deja que se deleiten con mis palabras
y dales tiempo a que visualicen todo lo que va ocurriendo en la narración.
Y después de todo esto…..
¿Cómo lo hice delante de Leo y
Gabriela?
Pues
sinceramente no tuve la misma sensación que en casa cuando se lo conté a los
niños. No me sentí con la misma libertad, me podía la vergüenza de ser
observada por ojos adultos y la preocupación de molestar al resto de grupos.
Aun así,
intenté cuidar la entonación y sobre todo la expresividad de la cara ya que el
espacio, entre otras cosas, me impedía
moverme con soltura. Tanto Leo como Gabriela siguieron la narración tan atentas
como lo hicieron los niños ¡¡hasta se asustaron de verdad!! ( ellas y toda la
clase …jiji). Esto me encantó porque, a pesar de que ellas conocían esta
versión, conseguí que no dejaran de mirarme ni un solo momento. Las dos estuvieron
de acuerdo en que la entonación y la expresividad les ayudaron mucho a hacerlo
aunque tengo que decir que “me miraron con buenos ojos”, lo podía haber hecho
mejor.
Fallé en que
varias cosas, entre ellas en la rapidez con la que lo conté y en que en ese momento decidí ampliar la
historia con una “supuesta segunda parte”
donde desgranaba la moraleja ¡¡error!!. Conseguí alargarlo más de la
cuenta sin llegar a ningún sitio. Ellas me lo corroboraron también después.
Autoevaluación
Con esta práctica me he dado cuenta de lo
importante que es preparar bien, bien, bien la narración por mucho que conozcas
el cuento.
El ensayar en casa con un público “tan
entregado” me hizo darme cuenta de aspectos tales como las partes que no recordaba por querer
decirlas igual que el texto (fallo), las expresiones que no son adecuadas para
la historia, la falta de fluidez de expresión que tuve en algunas partes…
Delante de mis compañeras realicé una
narración entretenida respetando la estructura del cuento y utilizando
elementos básicos de la técnica del cuentacuentos que me ayudaron a finalizar
la actividad consiguiendo la atención que buscaba.
Todo lo que hice mientras contaba el cuento
funcionó tanto con los niños como con mis compañeras en clase ya que estuvieron
atentos, se asustaron, se intrigaron….y aunque, por los nervios, por la
diferencia de público y por la falta de espacio para moverme en la dinámica de
clase, no me salió como esperaba, creo que llegué a una fórmula adecuada para
contarlo delante de 25 niños de 5 años en clase.
Y no quería terminar esta entrada sin darle un homenaje a esta niña tan adorable, como escriben los hermanos Grimm.....
Y no quería terminar esta entrada sin darle un homenaje a esta niña tan adorable, como escriben los hermanos Grimm.....
Aquí va un pequeño resumen de cómo han pasado
los años para ella sin que hagan mella en su personaje:
Se dice que se trata de un cuento
que existe desde la Edad Media que fue pasando de boca a boca hasta que
Perrault lo plasmó en papel en 1697.
En esa versión Caperucita Roja y la abuela son devoradas.
El lobo, tras haberse comido a la abuela, mantiene con la niña uno de los
diálogos más conocidos dentro de un cuento, que no es otro que el “abuelita,
qué orejas tan grandes tienes…” y al final, con el “para comerte mejor”,
simplemente se la come.
A partir de ese cuento aparecieron
diferentes versiones, algunas aún más macabras y otras más suavecitas, como una
que apareció en Reino Unido allá por 1840, en la que se introducía la figura
del padre de la niña que, junto a otros leñadores y tras oír los gritos de Caperucita Roja, dan muerte al lobo.
En esa misma época, en Francia, una
avispa aparece cuando el lobo está a punto de comerse a la niña y le pica en el
hocico. El dolor le hace salir de la casa gritando, con tan mala suerte que
aparece un cazador que lo mata al dispararle una flecha.
A finales del siglo XIX, también en
Inglaterra, se puede leer la que probablemente es la versión más siniestra, ya
que el lobo invita a Caperucita a comerse la carne y la sangre de su abuela.
Los hermanos Grimm, por su parte,
decidieron salvar no sólo a Caperucita sino también a la abuela. Por eso
escribieron un final en el que el lobo, tras comerse a la abuela y a Caperucita Roja se queda dormido
roncando. Sus ronquidos son tan fuertes que un cazador se acerca a la casa,
donde enseguida se da cuenta de lo que ha pasado y le abre el abdomen al lobo,
salvando a la niña y a la abuela.
Caperucita Roja es sin dudas un ejemplo claro de que las historias
persisten a través del tiempo pero, más importante, de que éstas son diferentes
cada vez que alguien las cuenta….
¡Me asusté hasta yo, que no era de tu grupo! Menudo bote pegué en la silla...
ResponderEliminarUna entrada estupenda, Maribel. ¡Enhorabuena!
Iba a preguntarte cómo gestionaste el momento cuchillo del cazador, pero, según me ha parecido entender leyendo tu actividad, le hiciste un requiebro a la cirugía. Usas el verbo "sacar" (sin entrar en detalles) o abrir en lugar de "cortar". Buena idea.
😊
Gracias Natalia!!! La verdad es que fué un momento gracioso porque hasta yo me asusté de vuestro susto..jajajaj no era mi intención en absoluto pero creo que me metí tanto en el papel que no me acordé que había más gente en clase...perdón a todas y todos...
EliminarPor cierto...no le he puesto pero tu entrada voluntaria de tu blog también participó en el desempate de los cuentos elegidos...¡¡tanta caperucita suelta por ahí era una señal seguro!! Muchas gracias
Muy bien, Natalia.
EliminarQuerida Maribel. De tu trabajo destaco algo muy importante y es que lograste mantenerme en vilo con Caperucita Roja. Eso, aunque parece sencillo, es algo muy difícil porque... ¿hay un cuento mas contado, versionado u oído que Caperucita? Aun a sabiendas que la niña ganaría la batalla con el lobo conseguiste mantenerme en vilo. ¡Estupendo!
ResponderEliminarTu entrada en el blog es completísima. ¡Felicidades! Demuestra que has hecho un gran trabajo.
Y para acabar me ha parecido muy curioso donde comentas distinto finales que se cuentan en otros países. ¿De verdad en Inglaterra el lobo invita a Caperucita a un poco de abuelita? ¡¡¡Guauuu!!!!! Este cuento nunca dejará de sorprenderme.
:) Estupendo comentario.
EliminarUna entrada estupenda, Maribel. Pefecta.
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